lunes, 26 de noviembre de 2018

PSICOMOTRICIDAD


La Psicomotricidad vivenciada nace en los años 70 de la mano de Lapierre y Aucouturier. Estos autores consideran al niño desde el nacimiento hasta los 7 u 8 años como una GLOBALIDAD, el niño no se puede parcelar en áreas, sino que lo motriz, lo cognitivo y lo afectivo están unidos. 
En una sesión de Psicomotricidad, se propone al niño un espacio (la sala de psicomotricidad), un tiempo y unos objetos (principalmente módulos de goma espuma de grandes dimensiones) para que se exprese psicomotrizmente, de forma espontánea,  según sus deseos, necesidades, intereses, ritmos... 
El adulto no impone nada, ni dirige, el niño es libre de elegir sus actos porque esos actos son con  los que verdaderamente tienen un significado para él. Se acepta pues la individualidad. En esta sala, el niño que es un ser único y global, descubre primero su cuerpo (con sus posibilidades y limitaciones...). Más adelante descubre los objetos, el espacio y el tiempo y después descubre a los otros (se desarrolla la parte social y afectiva). Este tipo de psicomotricidad permite  avanzar desde lo sensoriomotor hasta lo simbólico; y más adelante hacia la distanciación, lo cognitivo y la representación; de hecho, esta suele ser la evolución del niño dentro de la sala, incluso dentro de una misma sesión: comienza la sesión con mucho movimiento: subir, bajar... Poco a poco su juego que era por puro placer sensoriomotor se va volviendo simbólico: creando historias, personajes y después pueden pasar a lo cognitivo, a la representación: por medio de construcciones, pinturas, modelado... pasando así de la vivencia emocional a la representación cognitiva.

  

 
























                               



                                     

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